6 de agosto de 2006

Metalway 2006 (4ª parte)

Al menos al día siguiente cuando no levantamos no llovía. Es más, el sol mañanero fue el primero en despertarme y recordarme que no estaba en mi camita, sino en una mierda tienda de campaña (canadiense, eso sí) con una colchoneta que se desinflaba al cabo de unas horas y con un calor de mil demonios.

Pero como hasta la 1 no tocaba el primer grupo y eran las 9 de la mañana, decidimos aprovechar la zona e irnos a pegar un baño a las playitas vascas. Veni, vidi, vinci, no tardamos ni cinco minutos en plantar nuestras toallas en la arena, clavar la sombrilla Carlsberg y corrimos a meternos en el agua del Cantábrico que nos llamaba a gritos desde la orilla. Y después un poquito de crema, sol y sombra, conversaciones bastante incoherentes entre los resacosos, y en menos de hora y media, recogimiento de nuevo hacia el festival.

Hacía un calor que te torrabas (chiste fácil), y en menos de 30 minutos ya estabamos casi secos y deshidratándonos con el sol que pegaba. Y la mejor forma de combatir tanto caló era una buena ducha fría, asi que cuando llegamos al camping mis amigos se fueron a ver a Rage y yo me quedé para probar la zona de duchas.

Nunca me había sentado tan bien una duchita fría, tonifica los músculos propios y ajenos, pues eran duchas comunes y aunque tuviera el bikini puesto, más de uno se alegró la vista conmigo (no me las quiero dar de chechi girl, pero es que era la única tía en ese momento). Mi imaginación volvió a recrear fantasías bastante sugerentes con alguno de los que allí se encontraban, pero como lo que importa ahora es el heavy metal, dejaremos las guarradas para más adelante.

Salí de allí mas fresca que una lechuga (y más verde también) y me dirigí acompañada de mi sombra hacia la zona de conciertos. Todavía no había terminado el concierto de Rage y mis amigos seguían desaparecidos. En condiciones normales los busco por sus melenas, solo me tengo que fijar en la largura y tipo de pelo para localizarlos, pero en estas circunstancias era como jugar al ¿quién es quién? Así que mi punto de partida fue mirar las camisetas de los asistentes hasta localizar las de mis amigos, y aunque no ayudaba mucho era lo único que podía hacer.

Mientras les buscaba volví a radiografiar a los asistentes. Niñas vestidas al estilo Addams Family, botas llamativas e incomodísimas (¡A quién se le ocurre, que esto no es el lado oscuro de la pasarela Cibeles!), e incluso una vampira con colmillos incluidos al estilo condesa Bathory que aseguraba ir así a todos los sitios. Si hasta vi una parejita de chicas vestidas de naranja fosforito y rosa fresita paseando por el recinto. Estoy segura que más de una fue a pasear su vestido de carnavales para poder sacarle un poco más de juego.

Entre los chicos las largas melenas rubias, castañas y negras, barbas al estilo Gandalf de los Bosques, mejillas imberbes, tatuajes de lo más sugerentes, fuertes bíceps, anchas espaldas, piernas peludas y no tan peludas, y rostros de todos los tipos, colores y sabores. Y la mayoría bien follables... ummmm... si es que no se puede ir con ese calentón acumulado a un festival de tal calibre.

Yo iba bastante normalita, pantalón negro (sin cadenas, ni tachas, ni cosas raras) y camiseta negra de la misma guisa, a mi estilo. Tanto raro junto y al final llamaba la atención precisamente por no llamarla.

De nuevo el kalimotxo fue el gran alimento del día y nada más encontrarme con mis amigos ya tenía un katxi en la mano. Hubo un cambio de cartel y creo que tocaron Axxis antes que Arch Enemy, pero no me hagáis mucho caso pues no conocía ni a uno ni a otro.

Lo que sí se es que Axxis me gustó, un hard rock al que últimamente me estoy aficionando gracias a Pamkiller, y como iba fresca como una lechuga, les vi bien desde el barullo a pesar del solazo que pegó de cojones. Luego vuelta a la grada y a comentar algunas cosas con mis amigos antes de que la mayoría se fueran de nuevo al barullo para ver de cerca lo bruta que estaba la de Arch Enemy. Al menos no me quedé sola, pero ya estaba más que acostumbrada, e incluso cómoda en esa soledad. Una de las parejitas se quedaron conmigo y estuvimos comentando y hablando sobre lo vivido y esperado en el festival. Muy majetes, por cierto.

La cantante de Arch Enemy puede estar todo lo bruta que sea, pero menuda voz de ultratumba que tiene la tía. Casi hasta da miedo. Su concierto me dijo poco o nada.

Nos fuimos a comer, aún no recuerdo la hora, y aunque no me gustara esa música, había pagado por un festival completo y quería dar una oportunidad a esos grupos de ser escuchados por mis inexpertos oídos. Al final me volví solita de nuevo en busca de la otra mitad de mis amigos que se habían quedado viendo a uno de estos grupos, y cuando me los encontré ya estaban medio pedo con tanta copa que se habían pedido. Y es que allí las copas se servían como la gente de la tierra, a lo bruto y con un par (de hielos). Con unas copas ya casi estaban bailando la Macarena.

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